¿Mayorista? ¿Arreglar y vender? ¿BRRRR? Elegir una estrategia de salida
Una vez estimado el valor de la propiedad, el siguiente paso es elegir una estrategia de salida. La estrategia de salida debe ajustarse a sus objetivos financieros, plazos y tolerancia al riesgo. Por ejemplo, la venta al por mayor puede ser ideal si desea obtener dinero rápido y de bajo riesgo. Con la venta al por mayor, no se compra la propiedad directamente, sino que se encuentra una propiedad, se firma un contrato y se vende ese contrato a otro comprador a cambio de una comisión. Esta estrategia requiere buenas dotes de negociación y una sólida red de compradores, pero puede ser una excelente forma de generar ingresos sin mucho capital inicial. Fix-and-flip es otra estrategia común que consiste en comprar una propiedad, renovarla para aumentar su valor y venderla para obtener un beneficio. Este enfoque puede generar grandes beneficios, pero a menudo implica importantes costes de renovación, además de los costes de mantenimiento mientras se es propietario del inmueble. Esta opción funciona mejor si tiene experiencia en reformas o conoce a contratistas de confianza. Por último, está la estrategia de comprar y mantener, que consiste en comprar una propiedad y alquilarla para obtener ingresos a largo plazo y revalorizarla. Esta estrategia crea riqueza a lo largo del tiempo y genera ingresos pasivos, pero requiere buenos conocimientos de gestión inmobiliaria y los recursos necesarios para hacer frente a desocupaciones ocasionales y gastos de mantenimiento.
Opciones de financiación
Una vez que conozca el valor de la propiedad y haya elegido una estrategia de salida, el último paso es conseguir financiación. Dos opciones comunes son los préstamos de dinero duro y las hipotecas tradicionales, cada una de ellas adecuada para distintos tipos de operaciones. Los préstamos de capital riesgo son préstamos a corto plazo concedidos por prestamistas privados y suelen ser los preferidos por los inversores de "arreglar y cambiar" debido a su rápida aprobación y a los procesos de financiación. Estos préstamos se basan principalmente en el valor de la propiedad en lugar de su puntuación de crédito, por lo que son una buena opción si usted está centrado en flipping o necesita capital rápido. Sin embargo, los préstamos de dinero duro suelen ir acompañados de tipos de interés más altos (a menudo entre el 8 y el 15%) y plazos más cortos, normalmente de 6 a 12 meses. En cambio, la financiación tradicional (a través de un banco o una cooperativa de crédito) ofrece tipos de interés más bajos, plazos de préstamo más largos y pagos mensuales predecibles, por lo que es ideal para inversores que compran y mantienen. Esta opción suele requerir un buen crédito y unos ingresos fiables, y el proceso de aprobación puede ser más largo.
También hay otras opciones de financiación a tener en cuenta. Por ejemplo, la financiación del vendedor, los préstamos de dinero privado o la asociación con otros inversores pueden ofrecer flexibilidad si los préstamos tradicionales o dinero duro no se ajustan a su estrategia. Cada operación es única, así que evalúe cada factor cuidadosamente para asegurarse de que está realizando una inversión que se ajusta a sus objetivos y a su situación financiera. Con estos pasos, dispondrá de un marco sólido para evaluar las operaciones inmobiliarias y maximizar el rendimiento de su inversión.